En el mundo de los micrones, donde las máquinas alcanzan su límite, otra inteligencia toma el control. Observa estas manos —encallecidas, pero firmes como una roca— puliendo el molde hasta su acabado final perfecto. ¿Crees que los moldes de precisión dependen solo de las máquinas? Pero los maestros artesanos se encargan de los detalles que las máquinas no pueden reemplazar.




















